PROXIMO ENCUENTRO EL 27/12/09

Bueno el próximo encuentro se celebrará el día antes mencionado, para los interesados en asistir escribir al correo que figura en el apartado "contáctanos" para especificar hora y lugar, para cualquier aclaración pueden dejar un comentario a esta entrada.



RESUMEN DE LA REUNIÓN ANTERIOR

En esa noche, degustamos unos riquisimos pastelillos caseros que se fabricaron de forma artesanal con hilada de coco, agave, dátiles y almendras, para festejar las navidades de este 2009 que ya se nos va.
Tras ello, se abordó una cuestión algo delicada. Tras la muerte súbita de una persona que tenía relación con un miembro del grupo, abordamos la cuestión de la pérdida. Nos preguntabamos el porque nos deprimiamos cuando ocurre el fallecimiento de alguna persona de nuestro círculo de apegos más cercano. Además nuestra cultura acepta como socialmente correcto el dolor y el sufrimiento en tales circunstancias, por lo que la inercia es inevitable. Empezamos a comprobar que no es su muerte sino nuestro miedo a la soledad lo que parece poner en marcha este mecanismo. Pero que realmente no tiene nada que ver con nuestro amor a ese ser querido, ya que solo lo que está en vida puede ser amado, y que lo que ocurría era algo bien distinto, más bien es un culto a la memoria, al recuerdo que aún mantenemos de él, osea realmente lo que se está adorando es a uno mismo, a nuestro pensamiento que se proyecta de muchas formas en los demás, llegando a institucionalizarse a través de lo que hemos llamado "la familia", ya que son las personas que pertenecen a ese círculo las que mayor dolor nos producen.
Observamos pues que esa idea de que formamos parte de un grupo reducido, unido por lazos de sangre o apellido, es el que se encuentra en la base de ese conflicto con la vida que nosotros llamamos depresión, o como en nuestro caso, el dolor por la pérdida. Pero ¿que perdemos? o mejor dicho ¿quien lo pierde?. Llegados a este punto vimos que está pregunta enlazaba con la que nos hacimos anteriormente sobre el porque la mente se vaciaría a sí misma. La memoria que acumula las experiencias con esas personas que ya murieron son, entre otras, las que impiden que realmente nos vaciemos de todo lo vivido. Nos es amor a nuestro padre o nuestro hermano o nuestro hijo lo que nos hace llorar, sino que es la actividad del ego que no quiere desvincularse de lo único que le da entidad "las experiencias vividas". Nos preguntábamos pues que la meditación no es una evasión de nuestro diario conflicto con esa experiencia sino muy al contrario un reconocer como ésta inunda casi todo lo que pensamos y hacemos. Prestar atención a ese proceso también es por lo tanto meditación, y no como muchos creemos un momento para olvidarse por un rato de todos nuestros pesares. Un abrazo y hasta la próxima.